
Homenaje a la mujer
Encarna León
La mujer no es sólo hogar, compañía, esposa o madre, por ceñirla a las circunstancias que la han sujetado a la sociedad desde tiempos remotos. La mujer también es iniciativa, impulso, empresa, ayuda, sacrificio, trabajo plural, formación, compañía, creación… Para todas ellas, en el Día Internacional de la Mujer, cualquiera que sea su papel en la sociedad, ¡felicidades! y esta pequeña muestra de amistad:
ALGO DE REBELDÍA Y OTRAS INQUIETUDES
No es que me disguste desempeñar papeles
de mujer de la casa. No es eso. No.
Como mujer me siento feliz y complacida
por compartir hogar con el hombre que tengo
y disfrutar tres nombres que son mis propios hijos.
Estoy, en fin, satisfecha; pero que nadie impida
ni ponga traba alguna cuando me asombre, a veces,
ante lo diminuto, grandioso o sencillo
que mis ojos perciben a través de mi mundo.
Si ha salido el sol y alumbra arrogante, ufano
y acaricia feliz a mi propia existencia…
que me dejen cantar a la luz que me ofrece
paisajes de templanza y armonías queridas.
Entonces, me estorba este cepillo con
el que voy limpiando la dejadez del día
por esquinas, alcobas con su tedio vestidas,
salones rutinarios donde los niños
vuelcan su detenida infancia.
Si la lluvia me acosa y llama a los cristales
desprendiendo un lenguaje de cálidas palabras…
el paño que retengo en mi cintura frágil
con el que voy quitando partículas de vida,
me trunca ese instante con el que me alimento
de vocablos fresquísimos que rocían mi frente,
y en sus formas redondas resbalan
como lluvia y me impulsan de nuevo
a otras latitudes.
Si Schubert está llamando incrustándose dócil
entre cortina y tiempo, entre pared y olvido…
me fastidia ese suelo que ya espera cansado,
la fregona de siempre, a que le limpie el rostro
manchado por la vida.
Si el silencio acompaña con un dulce cuidado
de sinfonías crecidas, de memorias ardientes…
los platos hacinados en su lugar preciso
que dicen que maquille sus esquinas y fondos,
tendré que alimentarlos de abandono indulgente
porque quiero plasmar, en un papel en blanco,
mis sueños y deseos, un silencio preciso,
esta lluvia que siento de cristalina esencia
con su música dulce que me eleva del suelo.
No, no es que yo no quiera sentirme tan mujer,
en el amplio sentido que nos marca la Historia,
es que quiero ser otra, la que sueña y escribe,
la que deja en olvido, por algunos instantes,
plato, cepillo y paño, con fregona incluida,
para poder decir, simplemente, que me siento
y me vivo en otras circunstancias
y así, me necesito.
Publicado en Melilla Hoy