El rincón de Aranda
Bienvenido, Juan Garbín, poeta melillense
Juan J. Aranda
Juan Garbín ha regresado a estas páginas, y por lo tanto es merecedor de un recibimiento adecuado; lo que un poeta de lirismo africano se merece. Él hace referencia del maldito "okupa" que le ha tenido pachucho varios meses. Lo ha hecho con su valentía propia; haciendo gala en todo lo que escribe y, sin importarle un pimiento, lo llama con la palabra tan cruel como es denominado. Yo, desde esta otra orilla, frente a Trapana y el Bonete, le doy la bienvenida de todo corazón. Sin él y sin su compañero del alma, Eladio Algarra, las páginas culturales de este periódico, al estar privadas de sus dos pilares más importantes, me ha dado la impresión de que se han sentido huérfanas. Sin estos dos trovadores, algo le faltaba a la poesía melillense, como es la felicidad que emana cuando la leemos, para escucharla con el alma. La poesía de Garbín es una satisfacción deshilvanada, invisible como las nubes transparentes donde, a veces, se enganchan en el cielo azul de nuestras calles. Sus comentarios, de fina ironía, son como el sonido de un gran órgano encerrado en un sótano estrecho donde, a través de una rendija, fluyen como saetas llenas de verdades, dejando ver las realidades de la vida política actual.
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